PANCHO AQUINO. "PATO LAGUNERO"

Simplezas Ficha 128 páginas Pato Lagunero Publicado en: “Simplezas” Edición 1996 Mi vida de pato lagunero era normal, volaba y corría sobre el agua, me sumergía buscando peces para alimentarme y lo conseguía fácilmente metiendo la cabeza bajo el agua para ver los cardúmenes y elegir. Cuando algún bote de pescadores se acercaba, los patos, gaviotas, gallaretas y otras aves de la laguna levantábamos vuelo, golpeando el agua para espantar a los peces. Pero hubo un día diferente. Un hombre se acercó muy despacio, solo, en silencio, tiró el ancla, preparó la caña y comenzó a pescar. ¡Bah!, a querer pescar. Me apenó verlo solo, casi triste, así que me acerqué al bote nadando suavemente, muy alerta, pero nada ocurrió, sólo me miró y sin darme importancia siguió en su tarea. Entonces, de mi pico brotaron palabras. Nos miramos, incrédulos y sin embargo, luego de la sorpresa , comenzamos a charlar. Me contó que él era un fracasado, que nada le salía bien y por ese motivo pescaba solo, no tenía amigos y se notaba que no sabía pescar. Me pareció honesto, bondadoso y tan desamparado que decidí ayudarlo y convertirlo en triunfador, aunque más no fuera en la pesca. Así que cada vez que mi nuevo amigo entraba con su bote a la laguna estaba yo esperándolo para indicarle el lugar exacto del pique. Contento, con su bolso lleno de pescados, dejaba la laguna al caer la tarde, Una y otro vez. Nadie podía creerlo. Me contó que otros pescadores querían ser sus amigos, pero él prefirió seguir solo. Yo lo esperaba, lo extrañaba. Una mañana lo vi en la orilla, rodeado de gente. Con curiosidad me acerqué y pudo oírlo relatar sus técnicas de pesca, daba explicaciones, teorías, tácticas. Todos escuchaban en silencio, en especial dos niños , asombrados por tanta sabiduría en el arte de la pesca. Uno de ellos se acercó a mi amigo y le preguntó si no lo podía llevar en el bote. Se negó con una inventada excusa y se adentró en la laguna esperando que yo fuera a su encuentro. Allí fui. Al verme ya no tuvo soberbia. Comenzamos a charlas y entonces me pidió que fuéramos rápido al lugar donde estaban los peces pues había mucha gente afuera y quería demostrar su habilidad. Me di cuenta de que me había equivocado al elegirlo como amigo y se lo hice saber. Se molestó mucho y me pregunto por qué. - Porque querías ser triunfador, tener amigos, y pudiste tenerlos, aprender a compartir. Pero fuiste egoísta y mentiroso, por lo tanto no quiero tu compañía. Levanté vuelo y me perdí entre los otros patos. Salió de noche, sin pescar nada. Los que esperaban se sintieron desilusionados y él se alejó, serio y triste. Seguí viéndolo durante algún tiempo. Entraba con su bote y hacía algo que, para todos, era muy curioso: le hablaba a cualquier pato que estuviera cerca, a veces a los gritos. Me daba pena, quería acercarme, pero me alejaba, escuchando su voz, pidiéndome perdón..

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